En primer lugar y antes de entrar en arena, me gustaría dar las gracias a todos los que habéis participado en que supere esta experiencia, en especial a Gabri Arcos (@gabarco) por incitarme a apuntarme a sabiendas que yo odiaba (sí, en pasado) correr y a David de Castro (@de_pichon) por prestarme la GoPro para grabar esta aventura. Por supuesto a todos los que me habéis preguntado y os habéis preocupado por ese particular reto, mil gracias a todos!
Era la primera vez que me enfrentaba a una media maratón y lo hacía con el respeto que da lo desconocido. Al contrario que en otras ocasiones en retos anteriores, el descanso en esta ocasión fue excepcional y a las 8 de la mañana estaba absolutamente descansado, ya desayunado camino de Navalcarnero, donde había quedado con Gabri.
La plaza de Navalcarnero, con su particular belleza, brillaba sobremanera con la afluencia de gente, la improvisada feria dedicada al deporte y el primaveral sol que nos iba a acompañar durante todo el día. Allí los nervios ya se podían percibir en algunos participante que habían dedicado muchas horas de entrenamiento para hacer buena marca.
Así a las 10 horas exactas y tras una cuenta atrás multitudinaria se producía el pistoletazo de salida y daba inicio mi primera media maratón.
Los primeros kilómetros se hicieron muy livianos gracias al grado favorable de desnivel y la compañía de Gabri e Isra. Rodando a 5 min/km avanzabamos entre conversaciones hasta adentrarnos en el protegido Pinar de Navalcarnero, donde el sol daba un respiro y encontrábamos el primer avituallamiento. Un poco de agua y a continuar ya que a partir del kilómetro 5 cambiaban las tornas y todo lo que se nos había presentado como desnivel favorable, ahora se presentaba en forma de repechos que silenciaban conversaciones y elevaban pulsaciones.
Sin apenas darnos cuenta ya estábamos en Navalcarnero. He de decir que si el muro de la maratón dicen que está sobre el kilómetro 30, a mi este se me apareció entre el 9 y el 11, psicológicamente me veía incapaz de continuar el ritmo de Gabri e Isra y aguanté el chaparrón callado lo mejor que pude. Entre tanto los que se habían apuntado a la prueba de 10 Km. se quedaban en Navalcarnero y nosotros continuábamos dirección El Álamo por anchos caminos en los que no había lugar alguno para refugiarse del sol.
De nuevo el terreno favorable, salvo una fuerte subida, hacía que recuperase las buenas sensaciones y comenzásemos a correr con un ritmo constante a unos 5.15 min/km hasta al menos el kilómetro 17, donde ya de vuelta hacia el centro del pueblo, el camino picaba para arriba y nos avisaba que esto ni mucho menos estaba terminado y que aun nos quedaba sufrir.
A modo de aviso, como quien coloca un cartel de "precaución fuertes rampas", nos encontramos la marca del kilómetro 18, en la base de un repecho de estos que solo con mirarlo asusta y para el que tuvimos que echar el resto a falta de tres kilómetros para el final.
Otro par de subidas más y ya estábamos en Navalcarnero, en el kilómetro 20, dispuestos a afrontar el último kilómetro con más ilusión que los 20 anteriores.
Finalmente llegué, y además vivo, en 1 hora y 52 minutos y muy feliz de haber dado un pasito más en mis avances como corredor popular.
Para terminar os pongo un vídeo-resumen que quizá muestre mejor todo lo acontecido en este nuevo reto!